P. ¿En qué ciudades has vivido?
R. En Cuenca, Cáceres, Gijón, Granada, Sanlúcar de Barrameda y en Arcos de la Frontera, además de Tomelloso.
P. ¿Por qué eres pintor?
R. Si te digo la verdad, en realidad, por el azar de la vida; en mi familia no hay antecedente alguno, trabajé en oficios que nada tenían que ver con la pintura; tampoco tengo formación académica en Bellas Artes. No lo podría explicar bien, sólo sé que tengo cualidades para el dibujo y sentí en su momento unos irrefrenables deseos de meterme de lleno en este apasionante mundo.
P. ¿Puede vivir el pintor sin pintar?
R. Yo, personalmente, no; sería un calvario además de un sinsentido.
P. ¿Qué maestros de la pintura admiras más?
R. Muchos…, pero siempre hay algunos con los que se siente cierta preferencia: Vermeer, Fortuny, Pinazo, Antonio López Torres, Francis Bacon…, sería larga la lista.
P. ¿Y quiénes han influido en mayor medida?
R. Los impresionistas y postimpresionistas, los siglos XIX y XX español, particularmente la Escuela de Vallecas, Díez Caneja, etc.
P. ¿Qué es, para ti, la pintura?
R. Un vehículo. Un vehículo para manifestar y transmitir las emociones que siento ante todo lo que ocurre a mi alrededor: sentimientos sobre mí mismo, vivencias, recuerdos, alegría, tristeza…
P. ¿Y el Arte?
R. La manifestación estética que transciende en el tiempo. Sólo el tiempo construye el ARTE con mayúsculas.
P. ¿Qué destacarías de tu biografía?
R. No soy la persona más indicada para responder a esa pregunta; en todo caso, mi esfuerzo y mis ansias por dedicar mi vida a esto sin poseer formación académica.
P. ¿Qué viajes has hecho? ¿Cómo y por qué los realizaste?
R. Para mí es fundamental viajar, vivir en diferentes escenarios, salir del estudio, “someter” la paleta a diferentes luces… He viajado, precisamente para pintar, a lugares tan antagónicos como Marruecos, Portugal, París Bruselas, Cádiz, Cuenca, Asturias, Extremadura, Galicia o Córdoba.
P. ¿La pintura ha terminado? ¿Han dejado de pintar los jóvenes? ¿Hacia dónde evolucionará el arte pictórico?
R. Para mí la pintura es un lenguaje; un lenguaje tan rico y universal que sin él no concibo la vida….
¡Cómo va a terminar!
Mientras haya vida existirá esta forma de expresión. De ella salen alegrías y tristezas, historias…, todo.
¿Hacia dónde evolucionará? No lo sé, tampoco me interesa mucho, para entonces yo ya estaré muerto; lo que sí espero es que la inteligencia artificial no sea capaz de suplantar al Arte.
P. ¿Cada vez es más difícil la creación artística?
R. No lo sé, lo que sí sé es que, debido a la grandeza y la espiritualidad que contiene, la creación artística no es, ni será jamás, tarea sencilla.
P. ¿Qué marco queda libre para la creación?
R. Todo. Todo aquello que el artista sea capaz de ver y transmitir; a fin de “pellizcar” las entrañas de la gente…
P. ¿Y qué retos existen hoy para un pintor?
R. Los mismos que siempre existieron. No es nada fácil vivir exclusivamente de la pintura. Tampoco ser autor de una obra coherente que perdure; tener un propio y reconocible estilo…
P. ¿Cuál quieres que sea tu epitafio?
R. “Mi oficio me hizo ser consciente del enorme valor que tiene el tiempo”.
“Invertí mi vida en lo que más me gustó”.
Cualquiera de los dos valdría.
P. ¿Qué pintores españoles han hecho historia?
R. Más que personalizar, prefiero manifestarme por épocas y movimientos, pero sin duda Velázquez y Goya; el siglo XIX español, la pintura realista del siglo XX; el Grupo El Paso, etc.
P. ¿Qué diferencia hay entre pintar al natural y en el estudio?
R. Pintar del natural…, tanto paisaje como en el estudio en realidad es lo mismo. En el estudio se pueden manifestar una serie de elementos o ideas frente al caballete que, reflejándolo en el cuadro, es en realidad pintar del natural, lo mismo que si uno sale al campo o a la calle; sin embargo, en el segundo escenario, han desaparecido las paredes, puedes oír el canto de los pájaros, sentir el olor de los tomillos, del romero; dejar abrazarte por la niebla, pisar la tierra húmeda, observar el liquen en las piedras, el murmullo de la gente… o el ruido si pintas en la calle.
Para mí es absolutamente fundamental salir del estudio periódicamente.
P. ¿Y lo haces con frecuencia?
R. Como dos veces al año.
P. ¿A qué dedicas el tiempo cuando no es a la pintura?
R. A mi familia, a viajar, a ver exposiciones, a visualizar libros de arte… y, a veces…., a no hacer nada de nada.
P. Critica a los galeristas, ¿qué nos pides?, ¿qué hacemos mal?, ¿qué echas en falta?
R. No soy quién para criticar a los galeristas; ellos tienen una misión como yo tengo la mía. Tampoco soy quién para decir qué es lo que hacen mal. El galerista debe ser intuitivo y, cuando apuestan por un artista, deben hacerlo sin condiciones ni egoísmos.
P. ¿Cómo se puede fomentar el coleccionismo?
R. Esto es tema complejo. El amor por el arte es cuestión que se debería inculcar desde la escuela…., desde pequeños, de modo que esta especie de “llama”, en el futuro, creara curiosidad, interés, ilusión, que es lo que termina siendo “motores” del coleccionista de arte.
P. ¿Qué cuadros compondrían tu “Museo Imaginario”?
R. Muchos, pero hay que abreviar, así que señalo algunos especialmente significativos:
– El Autorretrato de Botticelli.
– Alguna obra de Caravaggio.
– Un bodegón de van der Hamen.
– Una escultura al menos de Rodin, Benlliure, Aniceto Marinas; Alberto Giacometti, etc.
– La Joven con pamela roja, de Veemeer.
– El Bufón, don Sebastián de Morra, de Velázquez.
– Dos tablillas de Ignacio Pinazo y otras dos de Joaquín Sorolla.
– Un cartel de Toulousse Lautrec.
– Un cuadro de Gauguin.
– Los Comedores de patatas, de Van Gogh.
– Cualquier obra de Mark Rothko.
– El Viejo guitarrista ciego, de Picasso.
– Un Francis Bacon.
– Cualquier arpillera de Millares.
– Por supuesto, algo de Basquiat.
– La Abuela Juana, de López Torres.
– Un bodegón de López Villaseñor.
– Etc.
P. ¿El pintor es un intelectual? ¿Debe serlo? Por qué?
R. El pintor no tiene porqué ser un intelectual, ya están los críticos para ello; lo que sí debe conocer muy bien es la Historia del Arte y todas las disciplinas del oficio.
P. ¿Te gustaría que te hubiera hecho alguna otra pregunta?
R. Lo que quiero yo es, en reciprocidad, preguntarte a ti: el gusto e interés por el arte, ¿nace? ¿se hace?, ¿proviene de tu estrecha relación con algunos de los miembros del grupo El Paso?
P. Muy largo de contestar, pero seré muy breve.
En mi caso nació en el cine, cuando había NODO. En aquella ocasión se trataba de un monográfico sobre Zóbel, sería en torno a finales de los años 70, yo podría tener dieciocho años; el arte abstracto tenía mala fama pero Zóbel, al hablar, al dibujar, al expresarse…, me enamoró de tal manera que despertó mi interés por todo aquello que oculta o que prescinde de cualquier referencia plástica real, para conformar un mundo de expresión interna, espiritual, genuinamente humana, pero de carácter metafísico.
Su sensibilidad, su profundidad, su conocimiento, su forma de hablar, cómo se enfrentaba ante la tela…, dejaron en mí una huella imborrable. A partir de entonces siempre fui muy respetuoso con la pintura moderna y me esforcé por apoderarme del “botín” que dice Manolo Valdés que procura llevarse de cada cuadro que explora y analiza.
Además, el Museo de Arte Abstracto de Cuenca para mí fue templo sagrado de la pintura española contemporánea y un gran tipo que colaboraba en él, Alfonso Medina, me dio una lección de humildad ante un mal comentario que hice al ver una de las obras expuestas. El Museo de Arte Abstracto Español, de Cuenca, es, sin lugar a dudas, un referente internacional, una visita inexcusable.
Luego conocí a Saura, tuve cinco años de amistad íntima y colaboración intensísima con él, aprendí lo que no se puede contar, además, con la galería, he tratado y mucho con gente extraordinariamente interesante, como tú, pero también con otros muchos artistas imponentes, unos muy conocidos como Feito, Canogar, Torner, Farreras, Brinkmann…, y otros menos, como Javier Florén, Bonifacio, Adrián Moya, Pagola, Miguel Ángel Moset, Luis Roibal, Zapata, Víctor de la Vega y un larguísimo etcétera, en el que te encuentras tú…., y he de decirte que siento en el alma lo mal que tratan en las tierras de Iberia a los artistas españoles.
Gracias por haber desnudado una pequeña parte de ti mismo; yo sé que los pintores tenéis, en el fondo, el alma de un poeta.
Santiago Catalá